La relación con tu pareja no va bien. Tienes estrés y no sabes qué hacer. Tu pareja y las personas que te rodean te hablan de violencia, pero no sabes con certeza si lo que dices o haces es realmente una forma de violencia.
Has expresado palabras muy duras contra tu pareja o has actuado con violencia física. Estos comportamientos te generan incomodidad y eres consciente de que no son adecuados. Tu pareja sufre, te tiene miedo y está considerando la separación. Tu comportamiento y las consecuencias que tiene en tu familia también te hacen sufrir y sientes vergüenza.
La violencia no es una fatalidad. Se puede salir de ella. Al entrar en esta página web, ya has dado el primer paso. Has encontrado la voluntad de informarte.
Violenquefaire.ch es una página interactiva. Puedes hablar de tu situación y plantear las preguntas que te preocupan de forma segura y anónima. Personas especializadas te responderán y te darán consejos personalizados en línea. También encontrarás información temática sobre el asunto y las direcciones de servicios útiles.
Es difícil reconocer la propia violencia. Las personas que actúan con violencia a menudo justifican sus actos con un problema externo (estrés, alcohol, desempleo, sus vivencias pasadas, etc.) o minimizan la situación. No es fácil reconocer que se agrede a la persona que se ama. La persona que se comporta de manera violenta puede sentir un sentimiento de culpa difícil de sobrellevar.
Los momentos difíciles no excusan la violencia. Sean cuales sean tus malestares o tus problemas, tienes que manejarlos sin atacar a tu pareja.
El alcohol o el abuso de otras sustancias (drogas, medicamentos, etc.) no te convierte en una persona violenta. Solo puede llevarte a manifestar más rápidamente o más intensamente una violencia que ya está presente en ti.
En la vida de pareja, las personas deben gestionar las diferencias, el carácter y las ideas de la otra persona. No le corresponde a una sola persona dirigir la relación y decidirlo todo. Si las cosas no salen como quieres y te irritan, se trata de dialogar, no de imponer tu punto de vista. La violencia no es un medio aceptable para resolver conflictos.
Quizás te cueste expresar tus necesidades, tu desacuerdo. Acumulas frustración o descontento hasta que estallas. Tu dificultad para comunicarte no puede justificar el uso de la violencia. Depende de ti aprender a manejar tus sentimientos y decir las cosas con respeto.
Una relación sana basada en el respeto, la confianza, el compartir y la igualdad es un trabajo de toda la vida. Cada persona debe asumir este reto dentro de la pareja. Tal vez empieces esta aventura con heridas. Te toca a ti curarlas. Si la presencia de la otra persona las reactiva, eres responsable de la manera en que reaccionas. Reaccionar con violencia nunca es una solución. Al contrario, añade una dificultad más.
El hecho de no soportar algunos comportamientos de tu pareja, no te da derecho a agredirla. Esto también se aplica en caso de que creas que es la otra persona la que te provoca. Eres totalmente responsable de la forma en que reaccionas ante los comportamientos de tu pareja.
A veces ocurre que la persona que sufre violencia comienza a gritar, insultar a la otra persona o la golpea a su vez. Esta violencia es, en general, una respuesta a la violencia sufrida. No puede compararse con la violencia intencionada de quien agrede a la persona para conseguir lo que desea.
El uso de la violencia es inaceptable, sean cuales sean las circunstancias. A menudo es difícil admitir que la responsabilidad de nuestros actos recae únicamente sobre uno/a mismo/a, sobre todo cuando sentimos que alguien nos ataca o menosprecia, pero es un paso inevitable para dotarse de las herramientas necesarias para salir de esa situación.
Otras personas tienen el mismo tipo de dificultades, no eres la única persona en esta situación. Romper el silencio es un paso necesario para detener el mecanismo de la violencia. Hablar de ello reduce la tensión acumulada y permite ver las cosas con perspectiva. Este primer paso requiere valor, pero te aportará alivio y cambios significativos.
Pregúntanos
En esta web puedes hablar de tu situación de forma anónima y plantear todas tus preguntas. Personas especializadas en violencia de pareja te escucharán sin juzgarte. Su experiencia les permite comprender la complejidad de tu situación y darte buenos consejos.
Si prefieres un contacto más directo
Si puedes, habla con una persona cercana de confianza (de tu círculo de amistades, familiares, profesionales, vecinos). Ponte en contacto con el servicio de ayuda para personas que ejercen violencia de tu región. Encontrarás un lugar de escucha y asesoramiento con total confidencialidad.
Llama al teléfono «la Main Tendue», que ofrece escucha confidencial y anónima las 24 horas del día, al número de teléfono 143.
No esperes a que la situación empeore.
Tú eres responsable de poner fin a tu comportamiento violento. Hablar de ello alivia y ayuda a salir de la situación.
Un acto violento nunca surge de la nada. Debes aprender a reconocer tu ira y a gestionarla antes de que estalle en forma de violencia. Existen alternativas.
Como ocurre con las otras emociones, la ira no es mala en sí misma. Si aprendes a escucharte, podrás reconocerla antes de que estalle en forma de violencia. La ira suele indicar que una necesidad no está satisfecha. Se trata de identificar dicha necesidad y encontrar palabras para expresar tu sentimiento sin acusar a la otra persona. Tu pareja no es responsable de lo que sientes ni de satisfacer tus necesidades.
A veces las emociones parecen demasiado fuertes, nos ponemos hechos una furia y «perdemos los estribos», «nos volvemos locos» …
En otras palabras, hemos perdido el control.
La realidad es diferente. Las personas que agreden a su pareja también viven situaciones frustrantes o desagradables fuera de casa, especialmente en el trabajo. En estos contextos, sin embargo, son capaces de controlar su ira sin mostrar tal violencia. No agreden a las personas con las que trabajan ni a su jefe.
La persona que agrede siempre tiene la opción de reaccionar de otra manera, incluso en la esfera familiar. Si actúa con violencia en casa, es porque se permite hacerlo. La violencia no es una pérdida de control, es una forma de tomar el control. La persona violenta recurre a ella con el propósito de someter a su pareja, de mostrar quién manda.
No te aísles ante tu problema. Los servicios especializados pueden ayudarte a controlar la violencia de manera concreta. Detener el mecanismo es posible. Pedir ayuda requiere valor, pero es un paso necesario y puede proporcionarte alivio y conllevar cambios considerables.
Los servicios especializados para personas que cometen agresiones ayudan a dejar atrás la violencia. No están ahí para juzgar. La prioridad es la seguridad de todas las personas involucradas y poner fin a la violencia física. No obstante, también se abordan todas las otras formas de violencia: psicológica, económica y sexual. Las competencias desarrolladas en estos servicios te permiten disminuir el estrés acumulado, reducir la tensión durante los conflictos y encontrar otras vías de resolución distintas a la violencia.
Al consultar los servicios para personas que ejercen violencia, puedes comprobar que no eres la única persona con estas dificultades. También se propone trabajar en grupo, lo que te permitirá aprender de la experiencia de personas que han encontrado alternativas a la violencia. También es la oportunidad de darte cuenta de que es posible confiar en los demás sin que se abuse de tu confianza, que mostrarse vulnerable no significa necesariamente dar pie a los ajustes de cuentas. Aprender poco a poco a confiar, a escuchar, a empatizar, te permite desarrollar una comunicación sana y constructiva.
La violencia se utiliza a menudo para controlar a la pareja, mantenerla cerca o hacerse respetar. Sin embargo, el efecto es el contrario. La violencia aleja y crea miedo. Los servicios para personas que ejercen violencia te ayudan a desarrollar una visión más igualitaria de las relaciones de pareja.
Muchas personas con hijos/as menores aprecian poder hablar de sus preocupaciones sobre la exposición de estos/as a escenas de violencia. En los servicios para personas que ejercen la violencia, se presta especial atención a esta cuestión. También se presentan distintas posibilidades para desarrollar una educación no violenta.
Algunos servicios proponen terapia de pareja centrada en la violencia. Es el caso del centro de asesoramiento de MalleyPrairie en el cantón de Vaud. El objetivo es únicamente hablar de la violencia e intentar ponerle fin de forma estable. Las consultas son gratuitas, confidenciales y están a cargo de dos personas especializadas, una mujer y un hombre. Terminan cuando se pone fin al uso de la violencia. En el cantón de Ginebra, el servicio interdisciplinario de medicina y prevención de la violencia también ofrece terapia de pareja para abarcar las distintas formas de violencia, su carácter inaceptable, el contexto legal, la responsabilidad de cada miembro de la pareja y el impacto que tiene en la salud. Estos dos servicios prevén que se vuelva a un acompañamiento individual en caso de reincidencia en la violencia física o sexual. En el cantón del Tesino, la Oficina de Asistencia Rehabilitadora puede ayudarte a dejar atrás el comportamiento violento. Esta oficina ofrece un lugar de escucha, en el que se puede hablar de las dificultades surgidas en la pareja o la familia y recibir información sobre el tema de la violencia doméstica.
A menudo, las personas que ejercen violencia piden ayuda en el último momento. Muchas deciden hacerlo solo cuando ya nos les queda otra opción: cuando la pareja se ha marchado, ha iniciado un procedimiento de separación o ha decidido presentar una denuncia. A veces, es el riesgo de no volver a ver a sus hijos/as lo que empuja a tomar la decisión.
No esperes a que la situación empeore para pedir consejo.
Te toca a ti poner fin al comportamiento violento. Si quieres tomar medidas para dejarlo atrás, puedes plantear tus preguntas a nuestro equipo especializado.
Deben adoptarse medidas concretas de inmediato para reducir la tensión y evitar que la violencia explote. No olvides aplicarlas. La seguridad y el bienestar de tu pareja y de tus hijos/as están en peligro. Para resolver el problema de forma permanente, es imprescindible contar con ayuda externa.
Hay señales de alarma que indican que la crisis es inminente. Saber reconocerlas rápidamente permite reaccionar y evitar lo peor. Cuando la tensión aumenta, puede que te arda la frente, aprietes los dientes, aprietes los puños, te suden las manos o sientas un hormigueo en la nuca. Presta atención a estas señales y vete de inmediato en cuanto aparezcan.
¿Sientes que la ira te está superando? ¿Estás fuera de ti? Vete inmediatamente.
Sal a dar un paseo para liberar tensiones. Reflexiona sobre lo que está pasando en tu interior. Intenta percibir las emociones que se esconden detrás de la ira (vergüenza, miedo, tristeza, etc.). Llama a una persona de confianza o al 143 (teléfono de la Main Tendue, escucha confidencial y anónima las 24 horas). No vuelvas con tu pareja hasta que hayas recuperado la calma.
Intenta liberar tensiones. Practica un deporte, sal a correr regularmente, haz bricolaje, escucha música, pinta, queda con tus amistades...
Identifica las actividades que te relajan y te hacen sentir mejor.
Puedes llevar un diario en el que escribas lo que sucede, día a día, y cómo te sientes. Para identificar mejor las señales de alarma, describe el desarrollo de los episodios de violencia, mencionando en detalle los hechos y sentimientos que se sucedieron durante la escalada.